El Partido Colorado atraviesa una de las crisis más profundas de su historia. Quienes creemos en la vigencia y en la necesidad del Partido Colorado y del Batllismo, y de sus postulados históricos de libertad y justicia, tenemos el deber de contribuir a la tarea de reconstrucción. Con ese propósito los abajo firmantes decidimos constituirnos en la agrupación denominada Juventud de Batllismo Abierto, como órgano juvenil del homónimo sector colorado.
Para nosotros, jóvenes colorados y batllistas, la prioridad es hoy, como siempre, la defensa y el perfeccionamiento de las instituciones democráticas, para hacer posible el desarrollo de las potencias individuales y colectivas en libertad. La soberanía radica en el pueblo, el único con derecho a elegir a sus representantes por medio de los partidos políticos, sin los cuales no hay democracia. Es nuestra creencia en el sistema democrático y en los partidos políticos la que nos convoca a participar activamente en la cosa pública. Son nuestras convicciones liberales, republicanas, y nuestra profunda sensibilidad frente a las injusticias sociales, las que nos llevan a hacerlo desde el Partido Colorado y el Batllismo.
Los principios de siempre para los problemas del presente
Somos liberales en el plano político, porque creemos que la libertad está por encima de todo, es lo que les da sentido y plenitud a las personas, y les permite consumar su esencialidad. Sin libertad no es posible una vida digna. Porque somos liberales, creemos que el respeto y la tolerancia de todas las ideas, aun las que no compartimos, son fundamentales para la convivencia democrática.
Somos republicanos, porque sabemos que el poder tiende a concentrarse en pocas manos, en perjuicio de la sociedad. La democracia por sí sola no basta para impedir el abuso de poder, para ello son necesarias las instituciones que se encarguen de controlarlo y limitarlo. Creemos en el derecho como el marco dentro del cual debe actuar la política. Si el orden jurídico se considera injusto puede ser reformado, pero nunca violado. En tiempos donde se cuestiona la primacía del derecho sobre la política y se desconocen plebiscitos o la separación de poderes, nosotros reafirmamos nuestro compromiso por el respeto al Estado de Derecho, la Constitución y la ley.
Estamos convencidos de que sólo a través de un orden social justo el hombre es completamente libre. Creemos en el Estado como el instrumento necesario para corregir las desigualdades desde el punto de partida que implica el sistema capitalista. Garantizando la igualdad de posibilidades de todos los ciudadanos y defendiendo, en consecuencia, a los sectores menos favorecidos de la sociedad.
La bonanza económica de la última década debida, en gran parte, al aumento de los precios de las materias primas que el país exporta, ha posibilitado la disminución del desempleo generando mejores condiciones de vida para los uruguayos. Sin embargo, a pesar del crecimiento, la fractura social se ha agudizado.
La educación es el área donde la brecha entre pobres y ricos es más visible, donde los sectores más privilegiados obtienen resultados comparables a los países más desarrollados, y los más sumergidos comparables a los países del fondo de la tabla. Nosotros consideramos que la educación pública, laica, gratuita, obligatoria y de calidad, es la mejor herramienta para combatir la desintegración social. La educación es el principal problema del país, más no el único. También son evidentes graves dificultades en la salud y en la seguridad pública. Ahora, luego de diez años de crecimiento, asistimos a un proceso de desaceleración de la economía uruguaya sin haber encontrado soluciones para estos problemas.
El Batllismo, que no puede olvidar los ideales de solidaridad de su fundador sin perder su identidad, debe responder a esta realidad ofreciendo una propuesta social alternativa. El asistencialismo estanca a los más débiles en la pobreza y genera una clientela cautiva, lo cual es indigno. El desafío es proponer un Estado de Bienestar más eficiente, basado en la movilidad social ascendente, con políticas sociales que proporcionen las herramientas necesarias para que los que menos tienen se desarrollen a partir de su propio esfuerzo, sin más diferencias que las de sus talentos y sus virtudes.
Nuestra vocación de justicia y nuestra concepción del Estado nos acercan a lo que en el mundo se conoce como la socialdemocracia. Con Batlle y Ordoñez, aspiramos a“que los pobres sean menos pobres, aunque los ricos sean menos ricos’’.
Inscribimos nuestra acción dentro delas orientaciones históricas trazadas por el Partido y asumimos la filosofía política del Batllismo como punto de partida y sustento permanente de reflexión y de acción. Sin embargo, no debemos ser dogmáticos y limitarnos a los logros de principios del siglo XX. La fidelidad con el ideario batllista nos exige permanecer dialogantes con la realidad cada vez más dinámica del siglo XXI. Estimulando nuevas elaboraciones y desarrollos doctrinarios, luego expresados en las bases programáticas, a partir del fermental tronco ideológico del batllismo originario. De lograrlo, algún día volveremos a ser un verdadero “pequeño país modelo”.
La necesidad de un espíritu crítico
En la última década, nuestro Partido Colorado ha vivido su hora más difícil, al menos desde el regreso de la democracia. Las causas de la crisis partidaria, reflejada en los resultados obtenidos en el último ciclo electoral, no pueden encontrarse sólo en los errores cometidos durante la última campaña, ni siquiera en el efecto que tuvo sobre nosotros la crisis económica del año 2002. Sino que es necesario comprender el proceso de debilitamiento ideológico e institucional que el Partido sufrió al menos desde 1990. Diez años antes, el plebiscito de 1980, trajo consigo la incorporación de una nueva generación de batllistas a la actividad política. Nucleados detrás de la figura del inolvidable Enrique Tarigo venían a protagonizar un importante proceso de recuperación del Batllismo. Con el Cambio en Paz, presidido por el Dr. Julio María Sanguinetti, condujimos con éxito la transición democrática e impulsamos además importantes avances en diversas materias. Pero luego de la derrota de 1989 el Partido sustituyó durante más de una década sus órganos de discusión por ámbitos cerrados. Concentrados en el ejercicio del gobierno olvidamos la importancia de la democracia interna que desde Batlle y Ordóñez nos había caracterizado. Enfrentando el avance del partido que hoy gobierna fuimos asumiendo posturas más conservadoras y dejamos de representar a los sectores más vulnerables de la sociedad. Luego de la derrota de 2004 el Partido emprendió un proceso de renovación de liderazgos y recuperó democracia interna. Pero en muchos aspectos el proceso de la década anterior se profundizó. Culminado este ciclo creemos que sólo el Batllismo puede devolverle al Partido Colorado el lugar que se merece en el escenario político nacional.
Lejos de confiar en los liderazgos mesiánicos, generalmente autoritarios, creemos que la reconstrucción partidaria debe hacerse “de abajo hacia arriba”, fortaleciendo el funcionamiento democrático del Partido, la Convención y los demás órganos partidarios. Destacamos dentro de ellos al Congreso y la Coordinadora Nacional de la Juventud, pues ellos son los órganos que pueden darle una presencia autónoma y organizada a la juventud colorada. Allí,en sus ámbitos orgánicos, el Partido debe dar la discusión ideológica primero y programática después. Para los colorados y batllistas, incluso por una razón filosófica, primero es la idea. Antes de diseñar cualquier estrategia electoral debemos discutir proyectos de partido y de país. Así, “la historia de las Asambleas” seguirá siendo “la historia de la libertad”. Para empezar, nosotros nos comprometemos a hacer de nuestra agrupación un ejemplo de democracia en su organización interna.
Cuanto más diverso el Partido sea, dentro del marco de su Programa de Principios, más fortalecido saldrá y mejor será la contribución que podrá hacerle al país. Apostamos al debate respetuoso, en el plano de las ideas, entre las distintas corrientes del Partido. Comprometiéndonos todos a la sujeción de las resoluciones adoptadas en sus asambleas.
Para evitar convertirnos en un partido testimonial, enfrentar la irrelevancia y combatir la hegemonía que daña al sistema, no debemos cerrarnos a la articulación con otros partidos, aún con los que tuvimos duros enfrentamientos en el pasado y diferencias en el presente. Nuestra vocación de servicio nos lo exige.
Para reencontrarnos con las grandes mayorías de la sociedad uruguaya debemos estar cerca de ellas, escucharlas y comprenderlas. Sin pretender imponer criterios ni buscar réditos electorales el Partido necesita acercarse sin prejuicios a todos los sectores de la sociedad.
Estamos convencidos de que el Partido Colorado Batllismo es la mejor herramienta puesta al servicio de la ciudadanía para hacer más justa y más feliz a la República. Confiamos en que nuestra agrupación, Batllismo Abierto, pueda cumplir un papel principal en la tarea de reconstrucción partidaria.
Con este espíritu y en este marco de principios e ideales convocamos a los jóvenes uruguayos, sin exclusiones, para que se incorporen a este proyecto colectivo y se comprometan, como nosotros, a trabajar por el bien de todos los uruguayos. Porque antes, como ahora, “nuestra obra es de justicia para todos, para nosotros y para nuestros adversarios, para nuestros hijos y para los hijos de nuestros adversarios”.
Setiembre de 2015.-