El empresario Edgardo Novick goza, como es notorio, de las simpatías del Dr. Tabaré Vázquez. Aunque él fue candidato a la Intendencia de Montevideo, el presidente de la república lo invita, junto a los representantes de los partidos políticos, a discutir temas de seguridad. Novick retribuye la gentileza y jamás critica a Vázquez; reserva sus dardos para el ex presidente Mujica, con lo cual, suponemos, tampoco disgusta al primer mandatario.
Tomando debida nota de la preferencia presidencial, la prensa de izquierda no le escatima espacios a Novick. Recientemente fue tapa de Caras y Caretas y Brecha le dedicó una extensa nota.
No parece difícil explicar la atención que la izquierda le dispensa a quien irrumpió con éxito en la escena política, proclamando agresivamente su intención de expulsar al Frente de la Intendencia de Montevideo.
Novick se distanció de los partidos tradicionales y, por lo tanto, del Partido de la Concertación creado por ellos. Quiere constituir su propio partido y ser candidato a la presidencia de la república. ¿De dónde va a sacar sus votos? No del Frente Amplio, ciertamente, ya que sus simpatizantes se sienten tan cerca del empresario uruguayo como pueda haberlo estado la izquierda italiana de Silvio Berlusconi. Es obviamente en los partidos tradicionales donde Novick cuenta con reclutar a sus seguidores.
El partido de Novick, por lo tanto, divide a la oposición y debilita a los partidos tradicionales.
No es de extrañar, entonces, que algunos lo traten tan bien.