16 abril, 2024

Incomprensible

Los nacionalistas festejaron ruidosamente el centenario de la elección de miembros de la Convención Nacional Constituyente, celebrada el 30 de julio de 1916. Ese día, como es sabido, las fuerzas colegialistas (es decir, el Batllismo) fueron derrotadas por las anticolegialistas (es decir, el Riverismo y el Nacionalismo). Hubo, de cualquier manera, más votos colorados que blancos, pues la suma de votos batllistas y riveristas superó claramente la votación nacionalista. Pero los del Cerrito optaron por ignorar este aspecto de la cuestión, concentrándose en que la propuesta de Batlle -el Ejecutivo Colegiado- fue derrotada en las urnas.

Lo curioso es que, pudiendo recordar una de sus escasas alegrías electorales sin agredir a nadie, optaron por hacerlo dando rienda suelta, una vez más, a sus viejos rencores contra Batlle y el Partido Colorado. Generaron así la molestia y hasta la indignación de muchos colorados, que aplaudieron las contundentes réplicas a los nacionalistas escritas por el Dr. Julio María Sanguinetti (en carta a Búsqueda y en el Correo de los Viernes) y por el Prof. Manuel Flores Silva (en Facebook), entre otras.

Más allá y sin perjuicio de la controversia histórica, cabe ciertamente un comentario político. Los nacionalistas se sienten llamados a ganar la próxima elección nacional y así lo proclaman, un día sí y el otro también. ¿Piensan ganarle solos al Frente Amplio? ¿Creen realmente que pueden pasar del 31% de los votos en la primera vuelta de la elección del 2014, a una suma que supere la votación del Frente en la primera vuelta de la elección del 2019? Por más optimistas que sean los cálculos de los blancos, un mínimo de realismo y sensatez tendría que indicarles que, tanto para ganar en segunda vuelta como para gobernar después, necesitarán los votos de la ciudadanía colorada primero y de los parlamentarios colorados después.

Por eso, no se entiende este afán por atacar hoy al Partido Colorado y al Batllismo, en nombre de rencores centenarios. Están agrediendo a los mismos a los que, dentro de poco, piensan pedirles el voto.

Allá ellos; son grandes y saben lo que hacen.

Eso sí: que mañana no se declaren sorprendidos por las consecuencias de sus acciones, tan viscerales e irresponsables hoy como en muchos otros momentos de nuestra historia.

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