Desde hace 18 años, la situación de Venezuela se ha caracterizado por transitar distintas etapas, volviéndose inminente la llegada de una crisis absoluta que, en definitiva, viene a reflejar todos los años de gestión deplorable del mal llamado “gobierno revolucionario”.
Todo comenzaría en las elecciones de 1999, en la cual el fallecido ex presidente Hugo Chávez asumió el triunfo respaldado de un apoyo popular casi inaudito, producto del declive sufrido por los partidos políticos tradicionales (COPEI Y AD) carentes de credibilidad y manchados por gobiernos corruptos. Sólo algunos pocos, imaginarían desde ese momento que la figura del carismático ex presidente, se volvería un culto a la personalidad tan peligrosa como letal, y que ella causaría la polarización casi irreconciliable de la sociedad venezolana.
Para quienes hemos tenido la oportunidad de crecer en un panorama pos segunda guerra mundial, en dónde los DDHH y el respeto a una comunidad internacional son naturales e intrínsecos en el desarrollo occidental, nos cuesta creer que este tipo de gobiernos autoritarios y de corte dictatorial sean posibles en pleno siglo XXI. Sin embargo, Venezuela es muestra de todo aquello que NO SE DEBE HACER, y de lo que la historia nos ha demostrado que los desenlaces son peligrosos: un presidente que siempre respondió en base a sus intereses personales, aprovechando la necesidad de un pueblo ilusionado en una esperanza de cambio; un Estado manejado a total arbitrio del poder ejecutivo, falta de separación de poderes, leyes inconstitucionales abaladas por un parlamento insensato; compra de conciencias de otros gobiernos gracias a la libre disposición del dinero estatal; expropiaciones ilegales; presos políticos; un Poder Judicial obediente al Ejecutivo; entre otras tantas calamidades acaecidas en el gobierno del difunto Chávez.
¿Qué queda de Venezuela luego de esto?, un país destruido a todo nivel: política-económica y socialmente; polarizado y sumido en una inseguridad incontrolable. A pesar de ser un país que cuenta con riquezas naturales de todo tipo, la gestión irresponsable que han mantenido en la “revolución” han llevado a la quiebra a su sistema financiero, desvalorizando su moneda (el Bolivar fuerte) a su mínima expresión. Pero lo más lamentable de todo es como violan a diario los DDHH de sus habitantes, se burlan de la democracia y mantienen presos políticos bajo evidentes situaciones de abuso (Ej. De Leopoldo Lopéz, Antonio Ledezma, entre otros no menos relevantes).
Venezuela se ha vuelto un país exportador de personas, la mayoría que decide emigrar, va a buscar oportunidades que su país no sólo no puede brindarle sino que las arrebata. ¿Quién puede vivir dignamente en un lugar en dónde no hay siquiera alcohol en los hospitales, dónde saquean los camiones proveedores de comida porque mueren de hambre?; ¿Qué debe hacerse cuando los gobernantes dejan de escuchar a sus gobernados…cuando les interesa mantener el poder antes que salir de la crisis institucional en la que se vive?.
En esos casos, ¿Cómo deben comportarse las demás naciones vecinas?, seguir haciendo la vista gorda a costa de beneficios económicos ya no parece una opción rentable, entonces, ¿Qué se espera para mostrar solidaridad con el pueblo venezolano?, ¿No debemos reaccionar ante la flagrante violación hacia los DDHH y la perdida de la democracia de cualquier país?.
A modo de reflexión, la situación en Venezuela no puede seguir pasando por debajo de la mesa; no es lógico seguir manteniéndonos al margen de lo que sucede allí por intereses económicos o políticos. “La libre determinación de los pueblos” no puede servir de excusa para no intentar ayudar cuando vemos que en definitiva, es el pueblo quien pide auxilio en este caso. ¿Asumimos entonces que hay dictaduras buenas o malas dependiendo de la ideología política?…de cierto modo, este es el mensaje que el gobierno actual nos está enviando.
El gran libertador venezolano Simón Bolívar una vez dijo: “Huid del país donde uno solo ejerce todos los poderes: es un país de esclavos.”. ¿Seremos entonces meros testigos de la huida masiva que la dictadura de Maduro propicia en éste país “amigo”?… o empezaremos a tener una actitud más activa al respecto?.
No debería ser un dilema…