14 enero, 2025

Mientras el desbarajuste se expande

Por Jorge E. Leiranes

No vaya a creer quien lee, que es fácil abstraerse -todo lo contrario- del resumen semanal de noticias vergonzantes, abusivas, desfachatadas -por sólo calificar a tres de las que se producen a diario, para disgusto de los uruguayos.

Vergonzantes: Se supo que el gerente general de Alur (el buque insignia, de la aventura empresarial del vicepresidente) gana 15 mil dólares mensuales y recibe un ajuste salarial cada dos meses. La ministra de Industria, Energía y Minería, reflexiona en conferencia de prensa: -¡Vamos! ¡No puede ser que le pidamos a Ancap que se sacrifique (¿a Ancap?) para sostener esta empresa, y esta pague esos sueldos!

Abusivas: La agrupación política del ministro de Economía y Finanzas -que recientemente separara de su elenco a una de sus figuras de mayor confianza, al tomar estado público que era la propietaria de un prostíbulo- se acaba de saber ahora, tuvo empleada en negro a la secretaria de uno de sus diputados por más de veinte años.

Desfachatadas: El ministro de Trabajo y Seguridad Social, declara a los medios, que nunca antes proporcionó información respecto a las deudas de los aportes jubilatorios de los demás partidos políticos y tampoco lo va a hacer ahora. Seguramente, muy precavido, habrá pensado, hoy por vos, mañana por mi. ¿Así que un secretario de estado, se siente con derecho a creer que puede ocultar el manejo de los dineros públicos?

La premura por encontrar una salida.

A medida que no aparecen soluciones al desbarajuste que se expande, y tampoco cesan las revelaciones de nuevos hechos de corrupción, la premura por encontrar una salida se hace cada vez mayor.

Está claro que si el gobierno no asume la enorme responsabilidad que le cabe en la actual situación, el ánimo de la gente no dejará de caldearse; y entonces sí, habrá de ser tarea de todos -también de la oposición- procurar impedir un estallido social que a nadie va a beneficiar.

Es cierto que, ni en estas circunstancias, existen razones para esperar que el oficialismo deje de hacer oídos sordos a los planteos de los demás partidos -su arrogancia difícilmente se lo permita.

De todas maneras, ninguna pretexto puede ser válido para dejar de insistir en la búsqueda de soluciones.

No debería descartarse la posibilidad de que el espacio socialdemócrata -pensado para quitar de raíz los males que nos aquejan- pueda ser, en principio, la herramienta útil para ensayar un trabajo combinado; que ayude ahora, a mitigar los efectos de las políticas nefastas del actual gobierno.

Como ámbito de reflexión y de búsqueda, comenzaría de esta manera, a abrir espacios y a fijar líneas rojas por las que orientar los impulsos para la acción futura.

Acierto y yerros de una visión.

Mientras tanto Danilo Arbilla desde su muy leída columna, de la contratapa de Búsqueda, reitera la certeza de que entre los uruguayos de todos los partidos, prevalece la socialdemocracia –más precisamente el batllismo como ideología (menciona la cita de Wilson Ferreira Alduante, referida a que en este país todos somos batllistas), pero incurre en equivocadas valoraciones que quiero atentamente refutar.

Partiendo, del que considera un dato de la realidad: a la izquierda le gana la derecha y a la derecha le gana la izquierda, sugiere Arbilla, la presentación de una propuesta de derecha para derrotar al Frente.

Admite que nadie quiere ser tildado ni sospechado de derecha. Es la mala palabra. De todas formas -concluye la idea- para presentar una alternativa, no parece que sea preciso recurrir a un discurso de derecha.

Yo me pregunto, ¿Para ser estricto en el análisis, se puede reconocer al FA como izquierda?

¿Hay quien aprecie en su gestión, el carácter avanzado y progresista que es propio de las izquierdas?

Por el contrario, ¿no es el gobierno frenteamplista, visiblemente refractario a los cambios y fuertemente apegado al estatus quo, como si las desigualdades fueran inevitables?

¿A quien se le oculta la empatía de los hombres y mujeres que nos gobiernan, con el gran capital financiero? ¿Y esto es de izquierda?

¿Tal vez, el abuso del poder público en beneficio personal, fue alguna vez invocado como un derecho inherente a las corrientes de izquierda?

Quizá aleccionada, por un razonamiento similar al de Arbilla -basada en una hipótesis errónea respecto al Frente- la fórmula herrero-wilsonista creyó propicio, en las campaña del 2014, plantear la mentada positiva; tesis mediática, más proclive a avenirse al relato del adversario que a refutarlo; y ante lo cual, la formula colorada hizo lo propio, ofreciéndose atractiva a los ojos de los sectores conservadores.

La debida fidelidad al ideario de Batlle y la tentación transformista.

Cualquiera sea la propuesta integradora, deberá ésta explorarse con apego a las ideas substanciales de los Partidos Fundadores. La estrategia transformista es una subversión de las convicciones. Es un apartamiento ideológico que no debe admitirse, menos en un partido de ideas como el Batllismo.

El ideario batllista no deja espacio para la duda en lo que refiere a su centralidad ideológica, con una marcada inclinación a favor de los más débiles. Esto es así -dicho con las propias palabras de Tarigo- porque creemos que, en el pueblo, en todo el pueblo -y no en una clase social determinada o en un sector, o en una casta, cualquiera que ella sea- reside la soberanía. (el Batllismo) es una conciencia social muy viva, muy a flor de piel, que siente que la democracia no se agota con la libertad, ni tampoco con la igualdad de derechos, sino que precisa también de la fraternidad, de la solidaridad, en especial hacia aquellos que, por razones generalmente económicas, son los más desafortunados y, por ello los más necesitados.

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