Las agencias internacionales lo transmitieron con frenética insistencia, llevando tranquilidad a los mercados mundiales y moderando el nerviosismo que crecía entre las potencias nucleares: el presidente de Uruguay, Dr. Tabaré Vázquez, indicó que aquel país sudamericano reconocería el triunfo de Donald Trump, apenas se lo confirmara la Corte Electoral, o el Tribunal de Cuentas (no se entendió bien a cuál organismo se refería).
Por su parte, el ilustrado canciller de la misma remota cuan solidaria república, Sr. Nin Novoa, anticipó que, si bien sujeto a la aprobación de la Mesa Ejecutiva del partido de gobierno (The Broad Front, como se conoce en la lengua de Shakespeare), Uruguay no suspendería sus ventas de carne a EE.UU., garantizando así la seguridad alimentaria de los ciudadanos norteños. Al mismo tiempo, el canciller Nin destacó sus coincidencias con Trump en punto a las bondades de los tratados de libre comercio que, como quedó demostrado con el TLC que vincula a EEUU con México, favorecen a los países chicos (lo dijo).