Por insinuaciones de mi familia (“estás insoportable”, “sos un bajón”, “no hay quien te aguante”, cosas por el estilo) referidas a cierta visión sombría del futuro nacional que me ha ganado últimamente, dediqué los primeros días del año a buscar señales que justificaran así fuera un moderado optimismo para el mediano plazo. Tras una pesquisa aleatoria, confirmé mis peores sospechas, tanto como la vigencia de la dantesca sentencia: “Abandonad toda esperanza”.
La educación según Aristimuño
Hace unos días se publicó en El Observador un reportaje a Adriana Aristimuño (1), doctora en Ciencias de la Educación, profesora de la Universidad Católica e integrante del grupo Eduy21. El titular de la nota anticipa la desgracia: “Ocho de diez jóvenes no termina secundaria”. Por el medio dice que “Cuando (Germán Rama) inauguró la escuela técnica del Buceo, una de las mejores de la UTU en su historia, (los docentes) le tiraban huevos, y desde las viviendas de alrededor también le tiraban huevos”. Testimonios como este renuevan el recuerdo y mi rencor por la sistemática y destructiva oposición del Frente Amplio a cualesquiera iniciativas de los gobiernos que lo precedieron. Y el estado de la educación obliga al pesimismo.
La Intendencia según Martínez
También la semana pasada se publicó en “El País” un reportaje largo a Daniel Martínez (2), a quien se presenta como seguro precandidato a la presidencia de la República por el Frente Amplio. Los dichos del hoy intendente de Montevideo revelan una personalidad severamente trastornada. Dice Martínez que es Bismarck. Dice que en el mundo lo tienen como un dios. Dice que el líder de la excelencia en ANCAP era él. Dice que es un hombre humilde. Dice que solo podrá concretar «el 20 o 30%» de lo que quería hacer en la Intendencia. El tamaño del disparate impide comentarlo en serio. Su expectativa presidencial convoca al espanto.
El presupuesto según Rodríguez
En la Búsqueda del jueves 5 de enero se publicó una nota refiriendo un estudio de Ariel Rodríguez Machado, presidente del Tribunal de Cuentas, acerca de la (extrema) rigidez del gasto público (no agrego el link porque la versión electrónica de Búsqueda es por suscripción). Para 2015, el presupuesto nacional fue de US$ 7.720 millones, equivalentes al 25,7% del PBI. Según el estudio, “en promedio del período 2000-2015, el presupuesto tuvo la siguiente estructura: salarios 28%, transferencias a la seguridad social 22%, subsidios y transferencias 16%, servicio de deuda 14%, gastos de funcionamiento 10%, inversiones 8% y suministros 2%”. Agrega la nota que “el total del gasto que se podría reducir rondaría los US$ 260 millones”, poco más del 3% del presupuesto. Importa poco; cualesquiera sean las cifras, entre la inflexibilidad de la distribución, la deplorable calidad del gasto y la inepcia política, resulta que ni el estado ni el gobierno son capaces de proveer mejor educación, salud, seguridad, infraestructura, ni hablar del combate integral a la pobreza y a la marginalidad. Solo queda mentir, práctica que consagraron como candidatos Vázquez y Martínez, y estilizaron una vez en el ejercicio de sus cargos.
Pero es muchísimo peor
Después de indigestarme con las tres noticias de arriba, me topé con un reportaje a Gerardo Zambrano, empresario agropecuario exitoso a fuerza de talento y trabajo (3). Zambrano es severamente crítico con la situación, y entiende que “la única forma que haya un cambio es cambiar al gobierno”. Se equivoca Zambrano; ojalá fuera así de fácil. El desplazamiento del Frente Amplio del gobierno, cuando ocurra, puede anticiparse traumático, por una decena de circunstancias que no voy a desarrollar ahora. Y los márgenes de maniobra del gobierno que lo suceda, pueden anticiparse minúsculos, por las mismas y otras circunstancias (entre ellas, las glosadas más arriba). A poco de regresar al país tras 18 años viviendo en el exterior, registré la dimensión de la tragedia nacional con una elocuencia inapelable: fue en un informe de “En la mira” que se tituló “Los médicos de Casavalle” (4). El programa termina con palabras de la coordinadora de la policlínica del barrio (parte de la red de policlínicas municipales), Dra. Adriana Grisoni. Dice la profesional, después de dar testimonio de las inauditas miserias con las que debía lidiar cada día: “Si me voy, no soluciono nada; pero si me quedo, tampoco”. Le prometí a mi familia seguir buscando razones para la esperanza.
2- http://www.elpais.com.uy/que-pasa/ingeniero-carrera-intendente-daniel-martinez.html
3- http://www.elpais.com.uy/economia/rurales/unica-forma-que-haya-cambio.html
4- https://www.youtube.com/watch?v=6CxjjnwCVr4
Columna publicada en Montevideo Portal.