Dudo que pueda olvidar el viernes 15 de setiembre de 2017, fecha del homenaje al Dr. Enrique Tarigo de la Juventud de Batllismo Abierto a los noventa años de su nacimiento.
Ver y oír a ese conjunto de muchachada entusiasta e ilusionada pese a las cifras de las encuestas, me retrotrajo inevitablemente a los inicios de “Libertad y Cambio” en que, un pequeño grupo de quienes éramos jóvenes entonces, acudíamos a la sede de Paraguay entre Soriano y San José imbuidos de fervor ciudadano y con la inmensa esperanza que nos desafiaba: ser parte de la reconstrucción de la democracia, sin que nos desanimara la escasa concurrencia de gente en sus inicios.
Pese a la distancia que distingue ambos momentos históricos, algo les asemeja. Nosotros luchábamos por el retorno a la democracia al amparo del Partido Colorado y estos jóvenes de la JBA trabajan sin descanso por levantar al Partido Colorado de su actual y desconocida situación histórica de su bajo apoyo ciudadano.
Nosotros buscábamos el triunfo del Partido Colorado y de nuestra agrupación en especial para cumplir el cambio en paz que todos los uruguayos reclamaban y al amparo de nuestro líder Enrique Tarigo lo logramos. Fuimos la lista más votada del partido más votado.
Lo que hoy enfrentan estos jóvenes es muy diferente y difícil. Ya no existe el sentimiento de la mayoría ciudadana por arribar a las elecciones y volver a la tan ansiada democracia tras doce años de dictadura, hoy el Uruguay está fragmentado y nuestro partido sufre el injusto descrédito como opción de gobierno.
Es por ello que su trabajo es sin duda mucho más valioso y hasta diría heroico. No, no es fácil por cierto enfrentar duros obstáculos, no amilanarse y haber logrado ya su espacio en la FEUU bajo el lema de tan evocador nombre: Brum. Solo esto ha sido un gran triunfo que permite avisorar un futuro promisorio.
Ellos también de algún modo se encuentran al amparo de Tarigo como lo señalara en su intervención Juan Andrés Fernández al relatar su aproximación al partido colorado desde sus doce años. Tarigo ya no está pero sí cuentan con el cobijo de su mejor discípulo, el Dr. Ope Pasquet, hombre de principios, conocimientos y honestidad irreprochable.
Hoy renació en mí la esperanza de que aún estamos a tiempo para la reconstrucción de un Uruguay que supere la debacle en que nos ha sumido una izquierda sin escrúpulos.